El curso taller “Transiciones para las Alternativas: Mujeres frente a los extractivismos” acaba de finalizar en Lima. Ha sido un encuentro muy especial, tanto por su énfasis en la perspectiva de género, como por lo que significa cruzar el umbral de una década continuada de actividades en Perú entre la RedGE y CLAES. En efecto, hemos llegado al onceavo año de trabajos entrelazados entre las dos instituciones.  

El grupo participante estuvo a tono con la convocatoria: del total de 29 personas, 26 eran mujeres, y provenían de muy diversos ámbitos de trabajo, de Lima y las provincias, indígenas, universitarias, militantes, y así hasta configurar un diverso abanico.

No es fácil resumir dos jornadas y media de trabajo y más de veinte horas compartidas. Pero en todos los casos se alternaron las exposiciones de los animadores del taller con los aportes, vivencias, reflexiones y críticas de los asistentes. Buena parte de esas jornadas estuvieron enfocadas en los aportes de tres mujeres: Rocío Silva Santisteban, conocida militante en derechos humanos, quien compartió los principales resultados de sus investigaciones sobre las mujeres enfrentando a los extractivismos. Julia Cuadros, economista en CooperAcción, apuntó a casos concretos donde fallan, por ejemplo, los mecanismos de consulta y participación ciudadana. Kelly Alfaro, de la PUCP alentó a discutir distintas corrientes del ecofeminismo. Tuvimos la fortuna, además, de contar con algunos participantes que tenían una larga experiencia en estos temas, como Patricia Amat.

No puedo dejar de recordar que armar este tipo de cursos, con tantos participantes, es un esfuerzo enorme. Hay centenas de detalles pequeños y necesidades relevantes que se deben cumplir, desde el local a las pizarras, desde manejar una presencia tan nutrida hasta coordinar con los animadores. Todo eso estuvo a cargo de Roxana Rodríguez y Ana Romero del equipo de RedGE, y una vez más, todo salió perfecto.

En el curso taller conocimos los modos por los cuales las mujeres sienten y entienden de otras formas los impactos de los extractivismos, por ejemplo en sus cuerpos y en el de sus hijos. Debatimos los modos por los cuales se cuelan las diferencias de género en los efectos económicos y sociales de los proyectos extractivos. No dejamos de discutir sobre los distintos tipos de resistencia y conflictos en los que participan las mujeres, los roles diferenciados que adquieren frente al manejo que los hombres hacen de los conflictos, y hasta hurgamos en las variadas formas de entender los feminismos y eco-feminismos. Nunca nos abandonó el buen humor.

En el curso taller se repasaron las definiciones de extractivismos, sus impactos locales y efectos derrames, y de allí, se analizaron ejemplos en la construcción de alternativas post-extractivistas. No se pretendía imponer un modo de organizar las salidas a la repetida dependencia de exportar nuestra Naturaleza, pero si rescatar todas las potencialidades para pensar y sentir, otra vez, que hay alternativas posibles a los extractivismos. No estamos condenados a seguir sufriendo ese tipo de impactos. Lograr eso en momentos de crisis y desasosiego no debe ser minimizado. Y por todo ello, por lo aprendido, lo compartido, estoy agradecido por haber permitido mi participación en ese encuentro en Lima.